Las fronteras turísticas se amplían a pasos agigantados y cientos de visitantes llegan cada día a los puntos más recónditos del plante. Desde que China abriera el acceso a los turistas para acceder al Everest y sus alrededores, la masificación comienza a ser un problema para la conservación del paraje.
Sólo en la primera mitad de 2007, el monte recibió 25.000 visitantes, que cada año dejan toneladas de basura en sus laderas.
El problema ha tomado importancia en los asuntos del gobierno chino, que destinará 1,8 millones de dólares para proteger el Everest y su entorno. La decisión ha sido tomada en el Gobierno regional tibetano.
El proyecto de conservación fue aprobado por la Comisión Nacional de Reforma y Desarrollo y se iniciará en 2008, año en el que se espera que la llama olímpica llegue a la cima del Everest como parte del recorrido de la antorcha hasta Pekín.
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